Iglesia en tiempos del Coronavirus.
Una Carta Pastoral
Queridas hermanas, queridos hermanos en Cristo,
¡Les saludamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo!
El COVID-19 continúa extendiéndose por el mundo. Si bien en algunos lugares críticos el ritmo parece disminuir, hay nuevos países y comunidades expuestas y los gobiernos están tomando medidas restrictivas.
En nuestra carta de hoy queremos abordar algunos temas específicos relacionados al COVID-19 y la respuesta de las y los líderes de comunidades, en la esperanza de que estos puedan contribuir al continuo discernimiento entre las iglesias miembro de la FLM y a la forma en que se relacionan mutuamente hoy.
Reunirse físicamente para el culto
Con gran preocupación hemos oído de comunidades cristianas que insisten en reunirse físicamente para el culto, aun cuando las autoridades han establecido restricciones.
A veces, este desafío se basa en la suposición de que el virus solo afecta a personas de ciertas regiones en el mundo. En otros casos, el desafío se basa en una narración teológica según la cual la sangre de Cristo ha limpiado las vidas de las/os creyentes y consecuentemente les protege del COVID-19.
Reiteramos nuestro llamado a las iglesias miembro de la FLM para que escuchen a las autoridades de salud y sigan las medidas que están implementando para contener la propagación del virus aun cuando esto signifique abstenerse de reunirse en un solo lugar para adorar a Dios por un período de tiempo.
Además, llamamos a las Iglesias a enseñar diligentemente y a vivir el don de la fe en humildad y responsabilidad. La narración de la tentación de Jesús en el desierto (Mc. 4) nos ayuda a comprender que la fe nunca debe ser conducente a probar y tentar el poder de Dios. En cambio, la fe en el Dios Trino nos capacita para pasar este tiempo de prueba en esperanza y con corazón amoroso hacia las personas más vulnerables al COVID-19 y sus consecuencias.
Profecías Apocalípticas y predicciones sobre el fin de los tiempos
También escuchamos voces de quienes ven en la situación actual signos de un fin inminente o de la segunda venida de Cristo. Ciertas tendencias teológicas interpretan la pandemia mundial como un castigo de Dios, frecuentemente señalando nacionalidades específicas o étnicas u otros grupos como fuente de la ira de Dios. Esta tendencia ya ha dado lugar a hostilidades y ataques. Las expresiones de xenofobia y la persecución de minorías van en aumento.
Dios no habla a través de un virus. Dios habla a través de Jesucristo, como ha sido revelado en las Sagradas Escrituras, quien está presente hoy a través del trabajo del Espíritu Santo. Que esto continúe siendo la base para la predicación y la enseñanza en la iglesia.
Hacemos un llamado a las iglesias miembro de la FLM a permanecer firmes en laspalabras de nuestro Señor Jesucristo que dijo a sus discípulos: “En cuanto el día y la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre (Mt. 24:36). Las iglesias no pueden predicar lo que no pueden saber, pero deben predicar el mensaje que han recibido: las buenas noticias de Jesucristo, al Emanuel (Dios con nosotros/as), ofrecido a la humanidad para salvación y libertad.
Asimismo, hacemos un llamado a las iglesias miembro de la FLM a oponerse y rechazar cualquier sospecha de individuos o grupos que sean culpados o que se les responsabilice por el COVID-19. Este es un momento para estar juntos/as y apoyarnos mutuamente. El mundo no necesita más estigma ni violencia sino cooperación y solidaridad.
Vida sacramental en tiempos de confinamiento
Las iglesia miembro de la FLM tienen una variedad de prácticas respecto a la frecuencia de la celebración de la Santa Cena en los servicios dominicales. Entre las iglesias que practican la celebración de la Santa Cena semanalmente se siente fuertemente el dolor del aislamiento y la privación de recibir el cuerpo y la sangre de Cristo.
Estamos conscientes del desafío pastoral que resulta de esta situación. Requiere de un profundo discernimiento teológico el cual necesita considerar las dimensiones pastoral, confesional y ecuménica.
Alentamos al dialogo entre las pastoras y pastores y sus obispos o presidentes para que juntamente respondan a esos desafíos pastorales y, al mismo tiempo, hacer todo lo posible para detener la propagación del virus por amor al prójimo.
Las Oficinas de la Comunión de la FLM está desarrollando materiales para el Triudo Pascual, así como ejemplos de liturgias que se pueden usar durante la Semana Santa. Estos ofrecen a las comunidades locales la posibilidad de experimentar un sentido profundo de la naturaleza mundial de la comunión, de la Comunión Luterana mediante la adoración conjunta mientras están físicamente distantes, y en muchos casos, confinada en sus hogares.
No perder de vista a las personas más vulnerables
Escuchamos historias de personas de diferentes partes del mundo a quienes se les aconseja lavarse las manos regularmente – pero no tienen agua. Oímos las historias de personas que se les pide quedarse en sus casas – pero su subsistencia diaria está en las calles y los mercados. Nos enteramos de historias de personas refugiadas quienes en campamentos sobrepoblados esperan por soluciones políticas tanto a los conflictos que les ha sacado de sus países como a su estatus de personas refugiadas. ¿Cómo podrán protegerse? ¿Y qué harán las mujeres y niños/as al estar confinadas/os en hogares donde la violencia es recurrente?
Invitamos a las iglesias miembro a que se acompañen y se apoyen mutuamente, así como a apoyar su ministerio diaconal compartido llevado a cabo por el Departamento de Servicio Mundial de la FLM. Las Oficinas de la Comunión de la FLM está buscando abordar estos nuevos desafíos resultantes de la propagación del COVID-19. Esta situación sin precedentes requiere de una acción decisiva y sin precedentes.
Debido a que el virus no está contenido por las fronteras entre los países, la solidaridad y la cooperación también debe atravesar fronteras. Hacemos un llamado a las iglesias miembro de la FLM para no perder de vista la perspectiva mundial y para recordar a las muchas personas en el mundo que están en situación vulnerable. Invitamos a que las iglesias se una a nivel regional y mundial, a trabajar juntas, a apoyarse una a otra y a compartir los recursos.
Incluso detrás de las puertas cerradas
Al entrar en la Semana Santa, deseamos compartir una palabra de aliento. El Domingo de Pascua leeremos la historia de Cristo resucitado que inesperadamente se encuentra entre sus discípulos, que están sentados en una habitación, detrás de las puertas cerrada por causa del miedo. ¡Allí estaba él, en medio de ellos!
Qué historia para leer y reflexionar en estos días. Es como si estuviera escrito para nosotros y nosotras hoy: encerrados/as, a veces sintiendo miedo o ansiedad, peguntándonos qué sigue después. Y sin embargo, ¡somos visitados/as! ¡Encontrados/as por el Señor resucitado y llamados/as, como los discípulos y discípulas en ese entonces, a reanudar su viaje de fe como personas llamadas por el Señor, como testigos del amor y la compasión, del servicio, de la libertad y liberación – en nombre de Dios.
¡Les deseamos a todos y todas una bendecida Semana Santa!
Suyos en Cristo,
Arzobispo Dr. Musa Panti Filibus - Presidente de la FLM
Rev. Dr. Martin Junge - Secretario General de la FLM