Navidad sin precedentes – Alegría inesperada
Mensaje navideño de la FLM 2020
Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:7
Queridos amigos y queridas amigas, hermanas y hermanos en Cristo:
Una vez másnos unimos para celebrar el nacimiento de Jesús y para oír los conocidos versículos que nos cuentan sobre su nacimiento en un establo de Belén.
Sin embargo, mientras hacemos preparativos para la Navidad del presente año, tomamos dolorosa consciencia de lo inusual que nos resultaráeste tiempo, por la imposibilidad de reunirnos con las personas que amamos, por la incapacidad de celebrar en nuestras iglesias o de cantar juntos y juntas de manera presencial nuestros villancicos tradicionales.
Desde comienzos del 2020, todas y todos hemos estado lidiando con los desafíos desconocidos y sin precedentes que nos trajo la pandemia del coronavirus. Hemos observado con temor y ansiedad cómo la enfermedad se propaga de un país a otro, de un continente a otro y, lo que resulta más doloroso, cómo se cobra la vida de cientos de miles de personas.
Debimos adaptarnos a los muchos cambios dramáticos impuestos por las restricciones de la cuarentena, en tanto los gobiernos y las comunidades luchaban por proteger a su gente y por detener la propagación del virus.
Por otro lado, también nos han animado las muchas historias de solidaridad y de apoyo que nuestras iglesias han ofrecido a las personas más afectadas por los cierres, a quienes han perdido su fuente de ingresos, o a quienes se han encontrado aisladas, solas y en extrema necesidad en este tiempo. Nos han inspirado las historias de las formas innovadoras en que las iglesias han fomentado las conexiones entre las personas para celebrar, servir y dar testimonio del evangelio.
Pero para muchos de nosotros y muchas de nosotras, que nos estamos preparando para recibir a Jesús en nuestros hogares y en nuestros corazones, esta tiempo tradicional de alegría y de celebración continúa siendo una época de incertidumbre y de temor respecto al futuro.
A pesar de ello, al leer los conocidos versículos bíblicos podemos imaginar que María y José deben haber tenido temores parecidos, tanto por ellos mismos como por el futuro de su hijo. Dar a luz en un establo, lejos de sus seres amados, rodeados de animales y en un pesebre lleno de paja como cuna, no era seguramente lo que habían imaginado para el nacimiento de su hijo. A medida que se van desarrollando los relatos evangélicos, descubrimos que también ellos siguieron experimentando temores e incertidumbres mientras huían al exilio en Egipto.
Y, sin embargo, sabemos que el nacimiento de este niño, tendido en un pesebre y recibido por humildes pastores, traerá una nueva esperanza y una nueva luz a un mundo ensombrecido. A pesar de las circunstancias inesperadas, imprevistas y desordenadas que rodean su nacimiento, sabemos que este bebé es el Mesías, el Hijo de Dios y el Príncipe de Paz, que ofrece nueva vida a todas las personas que creen en él.
Por esta razón, también nosotras y nosotros podemos confiar en esa promesa, al igual que lo hicieron María y José. Podemos oír nuevamente la historia de la venida de Dios al mundo para traer luz, vida y esperanza en medio de todas las dificultades que seguimos enfrentando.
Es mi deseo que puedan encontrar nuevas esperanzas al volver a escuchar las palabras del evangelio y al descubrir nuevas formas de celebrar y festejar la Navidad de este año, de manera presencial o virtual, de acuerdo a lo que permitan las circunstancias.
Que la luz brille en medio de las tinieblas de nuestra vida y en la vida de todas las personas, como lo hizo con los pastoressorprendidos por los ángeles en esa primera noche de Navidad. Y que el nacimiento del niñito en Belén, primicias del cielo, les traiga alegría a todos y a todas ustedes y a sus familias en esta época navideña.
¡Les deseo una feliz y bendecida Navidad!
Panti Filibus Musa
Presidente, Federación Luterana Mundial