La Declaración de Sao Paulo: Transformación Financiera Internacional para la Economía de la Vida.

Conferencia Económica Global sobre una Nueva Arquitectura Financiera y Económica Internacional

05/10/2012

Conferencia Económica Global sobre una
Nueva Arquitectura Financiera y Económica Internacional
Del 29 de septiembre al 5 de octubre 2012
Guarulhos, Estado de Sao Paulo, Brasil

La Declaración de Sao Paulo:
Transformación Financiera Internacional
para la Economía de la Vida.

Desde sus inicios, el movimiento Ecuménico se ha involucrado de forma crítica en los problemas de justicia económica y social. En particular ha llamado nuestra atención la crisis económica global actual, que también afectó las economías ricas en el 2008 y que ha lanzado a millones de personas de todo el universo a la pobreza. En respuesta el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se dirigió a las Naciones Unidas y al Grupo de los 20 (G20) llamando a los gobiernos a enfrentar la ambición y la desigualdad sistémicas. En el 2009, el CMI lanzó una “Declaración sobre la Justicia en las Finanzas y la Economía de la Vida” en la que hace un llamamiento a un régimen financiero Internacional justo y democrático “assentado sobre la base de valores comunes: la honestidad, la justicia social, la dignidad humana, la responsabilidad mutua y la sostenibilidad económica”.1 En el 2010, como parte del compromiso por llevar a efecto la Confesión de Acra2, la Asamblea General de la Unificación de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR), en asociación con el CMI y otros organismos ecuménicos, convocó a sus miembro a preparar una conferencia ecuménica internacional para proponer una nueva arquitectura financiera y económica que:

esté basada en los principios de la justicia económica, social y climática;
sirva a la economía real;
Se responsabilice con las tareas sociales y medio-ambientales; y
ponga límites bien definidos a la ambición.

A partir de su profundo compromiso compartido por promover la justicia en la economía y en la tierra y en reconocimiento de la necesidad de trabajar juntos para tener un impacto significativo, el CMI, el CMIR y el Consejo para la Misión Mundial (CMM) acordaron la celebración de la Conferencia Ecuménica Global sobre una Nueva Arquitectura Financiera y Económica Internacional para involucrar a los defensores de diferentes propuestas y soluciones en el establecimiento de criterios y de un marco de trabajo, así como para el desarrollo de un plan de acción encaminado a la construcción de estructuras económicas y financieras mundiales justas, humanitarias y sostenibles.

Nosotros - economistas, líderes de iglesias, activistas, políticos y teólogos - reunidos en el Estado de Sao Paulo, Brasil, entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre del 2012 para prever juntos una arquitectura financiera y económica mundial alternativa. Esta reunión ha sido respuesta y continuación a décadas de trabajo en torno a problemas de justicia económica, social y ecológica en los cuales el CMIR, el CMI, el CMM y la Federación Luterana Mundial (FLM) han estado enfrascados. Por consiguiente, las visiones y criterios para una nueva arquitectura financiera y económica y las alternativas expresadas en este documento, se basan en la Confesión de Acra de la CMIR,” la Declaración de Justicia Financiera y la Economía de la Vida” y el Llamamiento para la Acción3 de AGAPE ( Economía de la Vida: Justicia y Paz para Todos”) del CMI, así como la declaración teológica de “La Misión en el Contexto del Imperio” del CMM.4

La caída financiera y económica mundial del 2008 aumentó la pobreza y el desempleo de millones de personas en el Norte global y empeoró y profundizó la pobreza, el hambre, y la malnutrición de más personas aún en el Sur global que ya venían sufriendo décadas de pobreza y privaciones causadas por las injusticias en las relaciones financieras y económicas internacionales. El sistema de especulación, competencia y regulación inadecuada ha fracasado en ayudar a las personas, y lo que ha hecho, por el contrario, ha sido negarle un nivel de vida decoroso a la mayor parte de la población mundial. La situación es urgente.

Intrínseca al llamado a ser fieles discípulos de Cristo, ha sido la reflexión crítica sobre las bases materiales y colectivas de la vida, lo que se ha expresado a través de la praxis contemplativa teológica en busca de la liberación transformadora de estructuras socio-políticas, culturales y económicas injustas para sí promover la plenitud de la vida para toda la creación.

Sin embargo, la modernidad ha traído consigo un modelo económico basado en la ganancia y el interés personal desvinculados de la fe y la ética. Esto ha conllevado a la justificación ideológica del colonialismo, a la desesperación por la pobreza, la desigualdad y la violencia producto de la devastación económica y ecológica, así como al rechazo de algunas iglesias a discernir las señales de los tiempos y a involucrarse con las realidades de un deshumanizante orden mundial que constantemente discrimina y oprime a aquellos del lado de quien está Dios: los pobres, los oprimidos, los desfavorecidos y los ignorados.

La visita de inmersión a Sao Paulo nos mostró las narrativas de los sin techo, las madres solteras, las viudas, los huérfanos, los adictos, como representantes de sólo algunas de las personas privadas de derechos. Fue un encuentro visible con aquellos que la sociedad ha dejado en la periferia. Percepciones patriarcales, ideologías racistas y sojuzgadoras, comprensiones de dominación antropocéntrica y discriminadora del orden jerárquico humano inducidos por el pecado del neoliberalismo, apoyado por la teología hereje que lo justifica, y legitimado por la idolatría de la globalización imperial que han pervertido las relaciones entre Dios, los seres humanos y la tierra.

El Dios de los oprimidos nos llama a una visión alternativa que debe provenir de los márgenes, de los que han sido excluidos de la toma de decisiones socio-políticas y económicas, pero que son los primeros en sufrir sus consecuencias.

Por lo tanto buscamos una praxis teológica transformadora que no sólo deslegitime, desplace y desmantele el actual orden económico y social sino que también prevea las alternativas que provienen de los márgenes. Por lo tanto, para la radicalización activa de nuestro discurso teológico necesitamos no continuar permitiendo por más tiempo la concentración del poder en manos de las ideologías capitalistas que son el resultado de la incapacidad de pensar más allá de las estructuras financieras y económicas existentes.

Esta imaginación alternativa debe derivarse de nuestras convicciones espirituales y teológicas, a través del empleo de teologías liberadoras que respondan a luchas sistemáticas concretas, que incluyen la feminista, mujerista, eco-feminista, la de liberación latinoamericana, la negra, la ecológica, la post-colonial, la de base, la de minorías y la teología pública, así como la de las espiritualidades indígenas. La lista de los lentes hermenéuticos de sospecha y recuperación que se necesitan para provocar cambios transformadores puede ser tan extensa como la de todos los que han sido oprimidos y perseguidos por el orden económico mundial dominante.

Lamentamos la forma en que la legislación y el control económicos y financieros están parcializados a favor de los ricos. Por ello afirmamos al Dios de la justicia para todos los oprimidos (Salmo 103:6). Reclamamos un sistema de legislación justa y de controles que faciliten la redistribución de la riqueza y el poder para toda la creación de Dios.

Por tanto, rechazamos al Imperio5 y nuestra complicidad con todos los sistemas de muerte, incluyendo el militarismo, y afirmamos los movimientos de preocupación social y otras tradiciones radicales que constituyen un rechazo al Imperio y que buscan construir la vida en comunidad más allá de la lógica de la jerarquía y la discriminación.

Rechazamos las ofensas políticas y militares perpetradas en nombre del neoliberalismo que amenazan la seguridad del ser humano y constituyen una rotunda violación de los derechos humanos.

Por lo tanto, rechazamos la explosión de la monetarización y la mercantilización de toda forma de vida y reafirmamos una teología de la gracia que rechaza el impulso neoliberal de reducir toda forma de vida al intercambio de valores (Ro. 3:24). Los medios se han convertido en fines, los instrumentos se han convertido en medios para la coerción de los hechos.

Rechazamos una economía movida por la deuda y la financialización a favor de una economía de “for-giveness” (de perdonar y dar), de humanismo y de justicia y declaramos que la deuda y la especulación han llegado a sus límites. Reafirmamos las palabras del Padrenuestro en las que oramos para que nuestras propias deudas sean perdonadas del mismo modo que nosotros perdonamos las de los otros (Mat. 6:12)

Por lo tanto, rechazamos la ideología del consumismo y reafirmamos la economía del Maná, que provee lo suficiente para todos y niega la idea de la ambición (Ex.16) Rechazamos el creciente consumismo individualista, afirmando y celebrando la diversidad y la inter-conectividad de la vida. También reafirmamos que la plenitud de la vida sólo se puede lograr a través de las relaciones interdependientes con todo el conjunto del orden creado. La idea del un Dios Trino plantea un reto al individualismo, la discriminación y la exclusividad; es una doctrina que nos llama a una vida de igualdad en comunidad y que requiere una respuesta activa que involucra a toda la humanidad.

Por tanto, basados en el principio moral de la diversidad del cosmos, excluimos las ideas de exclusividad promoviendo y reafirmando la necesidad del diálogo
interreligioso. Esto requiere la práctica de la conectividad que permita una mayor difusión de los recursos espirituales provenientes de las comunidades de fe que incluyan la insistencia del Corán en el rechazo al interés, la valorización de la banca moral y la concentración en la economía real, así como el mandamiento islámico sobre los límites del consumo que se expresa mediante la idea del Ramadán y el ayuno, y que se manifiesta en la forma en que muchos cristianos del mundo practican la Cuaresma.

Rechazamos la economía del consumo excesivo y la ambición, reconociendo como el capitalismo neoliberal nos condiciona psicológicamente a querer más y más, y en su lugar reafirmamos los conceptos cristianos y budistas de una economía de suficiencia que promueve la moderación (Lc 12: 13-21), enfatizando por ejemplo, la economía sabática del descanso para las personas y la creación, así como la economía del Jubileo de la redistribución de la riqueza.

Rechazamos la abstracción económica del Homo Oeconomicus, que construye al ser humano como un ser esencialmente insaciable y egoísta, y afirmamos que la percepción cristiana del ser humano está arraigada en las relaciones comunitarias de Ubuntu6, Sansaeng7, Sumak Kawsay8 la cordialidad, y la mutualidad. En oposición a la lógica neoliberal, como creyentes estamos llamados a pensar no sólo en nuestro interés sino también en el interés de los demás. (Flp 2:4)

Reconocemos nuestro papel en la destrucción de los recursos de la tierra y el impacto que esto ha tenido en las naciones vulnerables del Sur. Continuamos buscando el perdón a través de soluciones y acciones prácticas que luchen contra la destrucción ecológica.

Nos reafirmamos como testigos proféticos, por haber visto las injusticias y la violencia estructural de nuestro tiempo y las de la historia de dominación. Hemos discernido las señales de los tiempos a la luz de nuestro llamado como discípulos de Jesús. Por lo tanto, buscamos vencer el capitalismo, su naturaleza y su lógica así como establecer un sistema de solidaridad internacional. Buscamos alternativas, para economías justas, humanas, participativas y sostenibles, tales como la economía de la solidaridad y la economía de los dones.

Sostenemos que la única opción que Jesús nos ofrece a los que queremos ser sus fieles seguidores está en elegir entre Dios y Mamón (Mt. 6:24). No tenemos otra opción que hacer justicia, amar la caridad, y caminar con humildad (Miq. 6:8)

Por lo tanto, presentamos los siguientes criterios y esquema de trabajo:

Criterios y esquema de trabajo

Estamos llamados a encontrar una arquitectura financiera internacional justa orientada a satisfacer las necesidades de las personas y la realización de todos los derechos económicos, sociales y culturales y de dignidad humana. Esta arquitectura está enfocada a reducir la brecha intolerable entre los ricos y los pobres y a prevenir la destrucción ecológica, todo lo cual requiere un sistema que no esté al servicio de la ambición, sino que abarque economías alternativas que fomenten la espiritualidad de lo suficiente y un estilo de vida basado en la sencillez, la solidaridad, la inclusión social y la justicia.

Vencer la ambición: El impulso por consumir está basado en una cultura de ambición que destruye toda la creación de Dios. La actividad económica de los
últimos cinco siglos ha causado la destrucción ecológica masiva. A lo largo de los años, las grandes compañías, los gobiernos y las corporaciones multinacionales han sido irresponsables en sus políticas y prácticas de crecimiento ilimitado conducentes a la contaminación ambiental, la destrucción de los bosques, la superproducción y la alienación de los pobres y de los campesinos de la tierra. Los recursos naturales son limitados, y la huella ecológica humana ya sobrepasa la bio-capacidad de la tierra. El interés personal del individuo y la protección social a largo plazo no son necesariamente compatibles; asimismo, los mecanismos del mercado no llevan a una distribución social óptima. Por lo tanto, se necesita la regulación política para optimizar el bienestar social sostenible.

La inclusión social: En el neoliberalismo existe una definición distorsionada de la antropología, en la cual los seres humanos se definen por su valor económico y financiero y no por su dignidad intrínseca como personas creadas a imagen de Dios. Esta antropología ha anidado en la humanidad, colonizando nuestras mentes y sueños. Esta definición nos lleva al racismo, el sexismo y a otras formas de categorización, exclusión y comportamiento opresivo. Esto es un pecado contra Dios, la humanidad y toda la creación.

La justicia de género y la justicia ecológica: Necesitamos una economía que reconozca el vínculo entre la justicia de género y la ecológica. La degradación de la tierra y del planeta ha tenido consecuencias nefastas en la vida de los marginados, especialmente de los pobres, las mujeres y los niños de los países pobres. La tierra está íntimamente ligada a las mujeres física y simbólicamente. Físicamente, las mujeres trabajan la tierra y caminan millas y millas en busca de agua para sus familias. Simbólicamente, el sufrimiento de la tierra se asemeja a los dolores y gemidos de la mujer durante el parto (Rom. 8:22).En otras palabras, la “economía del cuidado” hacia la tierra no puede estar separada del tema de la justicia para toda la creación de Dios.

La esperanza: Estamos comprometidos a afirmar las alternativas al capitalismo neoliberal. Las personas que viven en pobreza y carencias producto de los sistemas financieros neoliberales han demostrado que existen economías alternativas dadoras de vida, lo cual tiene su impacto sobre millones de pueblos indígenas y grupos humanos de base. En todo el mundo, los movimientos populares se resisten a la tentación de rendirse ante un mortífero sistema económico. Al mismo tiempo, muchos pobres y marginados sobreviven por medio de una diversidad de sistemas que aunque no reconocidos por el mundo de los grandes negocios, los gobiernos y las economías imperantes, los mantiene vivos y alimentan la esperanza.

La Espiritualidad y la Economía: Existe la necesidad de democratizar y desmitificar el conocimiento económico, y así liberar la imaginación pública en aras de promover el bienestar social y personal sobre la base de la justicia económica. Hay narrativas bíblicas y del Corán, así como indígenas que nos orientan hacia sistemas económicos dadores de vida, donde existe el compartir equitativo, la comunión con la creación, la abundancia para todos y la afirmación de los frutos de nuestro trabajo como ofrendas al bien común. Motivos bíblicos como el Jubileo, el Shalom, la Eucaristía, oikos y koinonia nos recuerdan a Dios en comunidad con su creación y el pacto a que Dios nos convida (cf. Ex. 16:16-21).

Las nefastas crisis a que estamos enfrentados implican que nuestra visión a largo plazo debe ir acompañada de objetivos a corto y mediano plazo. Por lo tanto, hacemos las siguientes recomendaciones:

Plan de acción ecuménica y puntos de referencia para una arquitectura financiera y económica internacional.

La economía del mundo y el sistema financiero internacional se han globalizado pero los gobiernos democráticos no han seguido este esquema de forma apropiada. El problema democrático fundamental es la falta de soberanía sobre nuestras vidas, el planeta y el futuro. El mercado es quien ordena. Como resultado, se observa un mosaico de sistemas de gobierno con competencias que se solapan y que a veces compiten. Algunos adolecen de una seria falta de justicia y carecen de credenciales democráticas. El G-20 es un ejemplo de ello, por cuanto un grupo de líderes mundiales auto-designados, discuten y deciden problemas que afectan a un número mucho mayor de personas que las que viven en sus propios países. Del mismo modo, las Instituciones Financieras Internacionales (IFI´s) no están basadas en un sistema democrático. Por el contrario, la estructura de su toma de decisiones refleja el relativo poder económico y financiero de los estados nacionales.

Para poder enfrentar estas desigualdades, se necesita nada menos que un radical despegue del buen gobierno de la economía mundial y del sistema financiero internacional. El objetivo fundamental es garantizar que los mercados financieros y la economía se subordinen a la primacía de las estructuras democráticas de toma de decisiones y que funcionen como buenos servidores en lugar de cómo malos amos de la vida política y económica. Las ciencias económicas deben estar insertadas en lavida social, ecológica y política y no, lo contrario.

Este plan identifica las políticas dirigidas a abordar los problemas fundamentales mencionados anteriormente, por lo que distingue entre las acciones inmediatas y a mediano plazo, así como los cambios estructurales de la arquitectura financiera y económica internacional a más largo plazo. Por tanto, sugerimos una serie de estrategias para las iglesias y recordamos que hay señales de esperanza.

Acciones Inmediatas y a mediano plazo.

Indicadores alternativos del bienestar económico: Los gobiernos y las instituciones internacionales deben sustituir como indicador primario del progreso económico al Producto Nacional Bruto (PNB) y utilizar otros indicadores, que incluyen el crecimiento del trabajo honrado, e indicadores cualitativos y cuantitativos de salud y educación, así como medidas de sustentabilidad medio-ambiental.

Regulación del sector financiero: Se hace necesaria toda una serie de medidas para regular y transformar el sector financiero:

• Se necesita la regulación completa de todo el sector financiero, incluyendo el ligeramente regulado sector bancario fantasma (que en los EEUU y Europa es
mayor que el sector bancario). • Se requiere garantizar que los bancos tengan suficiente capital para absorber

las pérdidas. Deben ser rigurosas las regulaciones del apalancamiento y el mínimo de liquidez permitidos; del mismo modo, puede ayudar en la gestión macro-económica, la toma de prudenciales medidas anti-crisis. 

• Deben ser rigurosamente reguladas las actividades bancarias básicas de depósitos y préstamos a empresas y familias, así como separadas de las actividades de mayor riesgo (como sucedió en los EEUU en los años 30 con la ley Glass-Steagall)

• Se deben desarticular los bancos que son “demasiado grandes para fracasar”

• Se debe restringir la actividad especulativa a fin de que se satisfagan las necesidades de la contraparte en la protección de la economía real sin que haya que abrumar a las empresas en un “mar de especulaciones.” Los organismos reguladores deben establecer “límites de posición” a los comerciantes de materias primas en todos los mercados internacionales relevantes, especialmente en el de los alimentos, para limitar la volatilidad innecesaria de los precios. También estos organismos deben exigir que los participantes en el mercado sean capaces de aceptar la entrega de las materias primas reales. Deben prohibirse nuevos Credit Default Swaps, los que han tenido un efecto nocivo en la crisis financiera actual.

• Las políticas públicas deben estar dirigidas a reformar los sistemas de remuneración bancaria, para vincularlos al desempeño social y ambiental a largo plazo en lugar de a los resultados a corto plazo. Por ejemplo, los bonos deben ser ajustados a un máximo del 100% de remuneración fija (como lo exige el Parlamento Europeo.) Se deben prohibir las comisiones de la venta de productos financieros a inversionistas minoristas.

Impuestos a transacciones financieras: De forma inmediata se debe establecer un Impuesto a las Transacciones Financieras internacionales en valores, acciones, monedas y sus derivados . De igual modo, también se debe establecer una agencia democráticamente representativa a fin de recibir y destinar las recaudaciones de los bienes públicos internacionales, incluyendo la erradicación de la pobreza y las enfermedades, y el costo de las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático en que incurren los países de bajos ingresos.

Garantizar el acceso a los servicios financieros básicos a los sectores pobres y marginados: En consonancia con el principio de que las finanzas deben ser un valioso servicio público, se deben facilitar servicios financieros, tales como cuentas de ahorro y créditos en términos aceptables, a las empresas medianas y pequeñas, las personas pobres, las mujeres y los campesinos. Debe estimularse el establecimiento de uniones crediticias para proporcionar préstamos productivos a sectores de la sociedad que no están considerados como confiables por la industria bancaria establecida, siempre por razones de pobreza, clase social, género y raza.

Políticas de inversiones y desarrollo sostenible. Los gobiernos desempeñan un importante papel en apoyo a la inversión socialmente útil a largo plazo a través de fuertes programas inversionistas para la energía renovable, la agricultura sostenible y la eficiencia energética. Asimismo los gobiernos deben establecer topes vinculables de emisión para los gases del efecto invernadero y normas vinculables de productos (tales como topes ajustables para la eficiencia energética de los edificios), apoyar los bancos de inversiones sostenibles y las instituciones financieras sociales, así como poner la tecnología verde a disposición del Sur

Impuestos progresivos: Al igual que a otros ingresos, deben ponerse impuestos a las ganancias del capital. De la misma forma los impuestos a los ingresos deben ser mucho más progresivos, especialmente para los de más altos ingresos. Las rentas públicas provenientes de los impuestos sobre la riqueza, y sobre la propiedad deben ser utilizadas para fines públicos.

Estímulos fiscales con justicia de género y de protección social: Las inversiones  y los gastos en la agricultura a pequeña escala, la energía renovable, la infraestructura, y los sectores de salud y educación, así como en los programas de protección social con justicia de género deben ser salvaguardados y expandidos incluso durante períodos de dolorosas medidas de austeridad en las naciones endeudadas. Con frecuencia la austeridad recae con mayor peso en los sectores más vulnerables de la sociedad y trae como resultado el círculo vicioso de la decadencia económica, afectando la recuperación y desestimulando la demanda doméstica y erosionando los ingresos fiscales nacionales.

Atendiendo la evasión fiscal: Debe establecerse un marco multinacional para el intercambio obligatorio de información fiscal de cuentas de individuos y corporaciones que pongan un efectivo fin al uso de los paraísos fiscales. Debe exigirse que en los informes financieros auditados las corporaciones transnacionales informen las ventas, las ganancias y los impuestos pagados sobre la base de país a país.

Impuestos Ecológicos: deben imponerse altos impuestos o prohibirse las industrias y actividades que destruyen la ecología. Se deben pagar impuestos por la extracción de energéticos fósiles y las emisiones de carbono. Al mismo tiempo se deben - destinar algunas de las recaudaciones a los hogares de bajos ingresos y utilizar algunos ingresos en las inversiones para la eficiencia energética, conservación y energía renovable para así contribuir a la transición hacia una economía baja en carbono.

Regulación de los flujos financieros para la sustentabilidad: debe estimularse a los gobiernos para que administren los flujos de capital a fin de que los aumentos o la salida o entrada de flujos a un país no desestabilicen la economía, incluyendo el uso de instrumentos como los controles de capital. Los controles de capital pudieran evitar la entrada de flujos volátiles a corto plazo así como prevenir la fuga de capital de las economías que ya están atravesando momentos difíciles.

Mecanismos de reestructuración de la deuda soberana: Debe establecerse un mecanismo de reestructuración de la deuda internacional que sea amplio, positivo y transparente con el fin de enfrentar la insolvencia soberana de manera oportuna. Este mecanismo debe tener poder para someter a auditorías las deudas soberanas y cancelar las deudas que pueden ser rechazadas por haber sido contraídas por regímenes despóticos sin el consentimiento público y para ser utilizadas en contra de la población, o que son ilegítimas debido a otros factores tales como la imposición de intereses usurarios, el fraude u obligaciones de re-pago que puedan ocasionar privaciones inaceptables.

Arquitectura de la información y la comunicación: Se deben promover estructuras de información y comunicación que apoyen las estructuras financieras y económicas alternativas

Cambios estructurales

El Consejo de Seguridad Económica, Social y Ecológica de las Naciones Unidas: a pesar de todas sus deficiencias, las Naciones Unidas continúan siendo el forum más representativo e inclusivo de cooperación mundial y de acuerdos políticos. Conceptualmente, sirve como modelo para la construcción de una arquitectura financiera y económica internacional más efectiva y representativa. Sin embargo, en estos momentos no está logrando adecuadamente el consenso en múltiples problemas.

Un instrumento potencial para mejorar, y hacer más eficaz y coherente el buen gobierno mundial pudiera ser el establecimiento de un Consejo de Seguridad
Económica, Social y Ecológica de las Naciones Unidas (CSESENU). La sociedad civil y las iglesias han reclamado repetidamente para que se cree ese organismo donde se lleve a discusión y se actúe de forma coherente en torno a problemas económicos, sociales y ecológicos urgentes. El informe de la Comisión Stiglitz, publicado en el 2009 hizo eco de esta demanda9. Como se propuso por la Comisión Stiglitz, la tarea de la CSESENU será la de valorar los avances y proporcionar liderazgo en torno a problemas económicos que requieren acción mundial a la vez que tomar en consideración factores sociales y ecológicos. Debe representar a todas las regiones del mundo al más alto nivel posible y garantizar la participación de varias instituciones mundiales (tales como las IFI´s) , la Organización Mundial del Trabajo, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Las Mujeres de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, El Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, La Organización Educacional, Científica y Cultural de Las
Naciones Unidas, la Unión Internacional de Telecomunicaciones, etc) y cooperar estrechamente con la sociedad civil para la promulgación de medidas para la protección de los derechos económicos, sociales y ecológicos de las naciones y comunidades.

Una iniciativa liderada por la iglesia debe unir a todas las partes interesadas en el desarrollo ulterior de la propuesta a fin de erradicar las diferencias que impiden llegar al consenso necesario para su implementación. Además, y como medida provisional la celebración de un forum intergubernamental informal en las Naciones Unidas pudiera reunir a los representantes de gobierno, las organizaciones multilaterales, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil a fin de construir consenso sobre política financiera y reformas del buen gobierno que estén al servicio de la sociedad.

Una nueva Organización Monetaria Internacional que sustituya al Fondo Monetario Internacional: Se requiere crear una nueva Organización Monetaria Internacional (OMI), la cual debe estar guiada por principios universales de justicia económica, social y ecológica. La OMI debe supervisar las políticas monetarias y transacciones y destinará fondos sin condiciones de ajustes estructurales para poder establecer una arquitectura financiera y económica mundial que sea eficaz a nivel global, así como estable, justa y responsable socialmente; lo cual también aportará responsabilidad democrática a los mercados financieros. Sus acciones no estarán dictadas por las políticas de los grupos de interés y sus políticas deben ser equitativas y receptivas a las consecuencias sociales de las actividades financieras a nivel del sector financiero y nacional.

La OMI propuesta debe dirigir sus políticas hacia las economías al servicio de la vida. Sus políticas deben cubrir áreas tales como flujos de capital, control de la fuga de capital, impuestos sobre el flujo de capital, y cuando y donde sea apropiado, el reestablecimiento de tasas fijas de intercambio monetario. Dichas políticas permitirán que los países retomen la autonomía de sus políticas fiscales y monetarias. Adicionalmente la OMI abordará la limitación de la especulación excesiva, la participación justa de la carga de los acreedores privados, en el enfrentamiento al impacto de las crisis financieras, la cooperación creciente en los controles del mercado financiero, las orientaciones para la administración de riesgo, el cierre de paraísos fiscales, etc.

Una reserva monetaria internacional alternativa: Se necesita diseñar una canasta de monedas semejante a los Derechos Especiales de Giro (Special Drawing Rights), para promover la liquidez, de modo que el “señorío” de que actualmente disfrutan los países cuyas monedas son utilizadas como reserva, pueda contribuir a la comunidad internacional. En el presente, la moneda más frecuentemente utilizada como reserva internacional es el dólar estadounidense. En casi todas partes del mundo el dólar americano es aceptado y convertible. Esto genera enormes ventajas para la economía americana ya que contrario a otros países, los EEUU pueden pagar sus importaciones desde otros países con sus dólares en lugar de con sus exportaciones, siempre que el mundo siga considerando esta moneda como reserva segura. Ningún otro país podría sobrevivir un nivel de déficit en las cuentas corrientes tan alto y prolongado como los EEUU. Este “señorío” tiene un precio exorbitante, que tributa hacia los EEUU. Es un rasgo significativamente injusto del actual orden financiero internacional conjuntamente con el hecho de que a menudo promueve consecuencias indeseadas para las economías mundiales, tales como flujos excesivos de capital que son resultado de las políticas trazadas por los EEUU por razones de índole totalmente doméstico.

Para hacer al mundo menos dependiente de los déficits de los EEUU (o de hecho, de las reservas en oro,) y con el fin de crear liquidez mundial de forma más racional, el Fondo Monetario Internacional creó en los años 60 un valor de reserva multilateral llamado Derechos Especiales de Giro. Los Derechos Especiales de Giro pueden ser creados cuando surge la necesidad objetiva, por ejemplo, como instrumento de las políticas anti-cíclicas (como en el 2009) y como valor de reserva alternativa que eventualmente pueda sustituir al dólar estadounidense y algunas otras monedas de reserva. Además de los derechos Especiales de Giro se han hecho otras propuestas tales como Certificados Monetarios Internacionales. El objetivo común de estas propuestas es buscar las formas y modos de llegar a un sistema para la creación de liquidez basado en las necesidades globales a fin de salvar la economía real.

Estrategias y acciones para las iglesias

Para hacer avanzar la agenda señalada anteriormente, debe formarse inmediatamente una comisión global ecuménicamente instituida para llevar a cabo el
valioso trabajo de la Comisión Stiglitz estableciendo vínculos con otras comunidades de fe, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos interesados, instituciones y otros participantes para desarrollar una propuesta concreta para el buen gobierno de un nuevo orden económico y una arquitectura financiera mundial.

Se recomiendan además las siguientes acciones:

• Conjuntamente con otros asociados, El CMI, el CMIR, el CMM, y la FLM deben desarrollar una estrategia coherente de incidencia para una nueva arquitectura económica y financiera. Las estrategias de comunicación eficaces son un factor clave para el desarrollo de iniciativas exitosas de incidencia.

• Las iglesias deben aumentar sustancialmente las cifras del personal que trabaja por construir el diálogo sobre avances económicos y financieros con los encargados de la toma de decisiones en el campo de la política, el sector privado, las asociaciones profesionales, las instituciones que establecen parámetros, las organizaciones de investigación y las organizaciones de la sociedad civil.

• Debe establecerse una escuela ecuménica de Gobernancia Ciencias Económicas y Administración (GCEA) para desarrollar competencias y promover empoderamiento dentro del movimiento ecuménico. Adicionalmente se deben desarrollar materiales escolares para aumentar la alfabetización económica y financiera de los miembros de las iglesias.

• Las iglesias deben afirmar su compromiso con los derechos de comunicación para aumentar el empoderamiento de las comunidades en el desarrollo de alternativas a las estructuras financieras y económicas actuales.

• El movimiento ecuménico debe acompañar los movimientos sociales alternativos desde el nivel de base que protesten en contra de las injusticias del sistema presente y se esfuercen por desarrollar alternativas (por ejemplo, el Forum Social Mundial y más recientemente el movimiento “Ocupa”).

• En lo relativo a la responsabilidad, se debe pedir a las iglesias que informen cómo han seguido las recomendaciones sobre las inversiones éticas. Tales respuestas deben servir para fortalecer la cooperación ecuménica en esta área.

Señales de esperanza

La agenda para las transformaciones es vasta, y es fácil sentirse abrumado por todo lo que requiere su implementación. Sin embargo, ya se han experimentado numerosas alternativas por personas de todo el mundo que pueden servir como ejemplos de cambio:

• Las organizaciones y los pueblos están estableciendo la distinción entre riqueza material y bienestar y están incidiendo para que se pongan límites a los más afortunados. En este contexto, se hacen esfuerzos por desarrollar nuevos indicadores, tales como el Índice de Desarrollo Humano, además de, o en lugar del PNB. Las religiones fundamentales del mundo tienen una posición privilegiada para contribuir a estas iniciativas ya que están inspiradas en ideas
como “la vida en toda su plenitud”.

• Se promueven iniciativas para desarrollar la educación y la alfabetización financiera y para asesorar a aquellos que necesitan acompañamiento en su trabajo con dinero y las finanzas.

• La existencia de diferentes formas de administración de los servicios de asistencia médica (no pagados, públicos pagados, y privados pagados) indican de forma clara que son tan importantes como los balances financieros y la producción de bienes y servicios comerciables. Las políticas deben de basarse en estos indicadores con el fin de aumentar el reconocimiento del papel fundamental de las mujeres en la vida económica y deben aumentar aún más el papel de esos indicadores.

• Otros ejemplos concretos son los Sistemas de Comercio de Intercambio Local (SCIL) que crean sus propias economías locales, promueven uniones crediticias, el uso de inversiones éticas, y organizaciones de micro-finanzas establecidas por el CMI, tales como Oikocredit y ECLOF, y organismos asociados.

• La integración e independencia latinoamericana avanza por medio de organizaciones políticas como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC), al igual que por medio de la cooperación económica a través de MERCOSUR (acuerdo regional de comercio) el SUCRE (la moneda regional), el Banco del Sur y el propuesto Fondo del Sur.

En vista de las flagrantes injusticias que acompañan las políticas y estructuras neoliberales se requiere nada menos que una metanoia del sistema económico y financiero internacional. Para ello necesitamos un movimiento popular que como en los anteriores movimientos de los derechos civiles, del anti-apartheid y del Jubileo rechace un mundo que es desleal, desigual e injusto; un mundo que se mueve para el beneficio del 1%.

En última instancia, los cambios necesitan ir más allá de los requerimientos técnicos y estructurales. Lo que el mundo necesita es un cambio de corazón, de modo que los sistemas financieros y económicos no tengan como brújula la ganancia individual sino la justicia, la paz, y la protección de la creación de Dios.

Notas:

1 See http://www.oikoumene.org/en/resources/documents/central‐committee/geneva‐2009/reports‐anddocuments/report‐on‐public‐issues/statement‐on‐just‐finance‐and‐the‐economy‐of‐life.html

2 See http://www.wcrc.ch/sites/default/files/Accra%20Conf%20ENG_0.pdf

3 See http://www.oikoumene.org/en/resources/documents/wcc‐programmes/public‐witness‐addressing‐power‐affirmingpeace/poverty‐wealth‐and‐ecology/neoliberal‐paradigm/agape‐call‐for‐action‐2012.html

4 See http://cwmission.org/2010/11/09/cwm‐theology‐statement‐2010/

5 “El uso del término “imperio” significa para nosotros la unión de los poderes económico, político y militar, lo cual consituye un sistema de dominación de las naciones poderosas para proteger y defender sus propios intereses.

6Ubuntu es un concepto africano sobre la persona, en el cual se entiende que la identidad del “yo” se forma en interdependencia con la comunidad (Michael Battle, Ubuntu: I in You and You in Me, Seabury Books, New York, 2009, p.1f).

7Sansaeng es el concepto coreano de “la vida en unidad con otros” (International Review of Mission, Abril 2012, p.15).

8Sumak Kawsay en Quechua es la noción del “buen vivir” o de la “vida buena”.

9 “Informe de la Comisión de Expertos del Presidente de la Asamblea General sobre Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional de las Naciones Unidas, Septiembre 21, 2009,” Nueva York, Naciones Unidas. Ver http://www.un.org/ga/econcrisissummit/docs/FinalReport_CoE.pdf

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Romanos 8.39
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