Estudio Bíblico 6
Pastora Karla Steilmann Franco
Iglesia Evangélica del Río de la Plata
Silencio: Una reflexión (crítica) de Gn 12:10-20
Estimadas hermanas, para iniciar este Estudio Bíblico las invito a leer una primera vez, de manera detenida el texto del libro de génesis citado más arriba.
1 - Claves para la lectura del texto.
A - El libro del Génesis es el primero que aparece en el orden de nuestras Biblias. En dicho libro se hace un juego fascinante entre relatos míticos e historias de vida y fe de seres humanos como tu y yo, poniendo como centrales a varios personajes masculinos que fueron llamados profetas, patriarcas y padres de la fe, pero también en sus lineas se narran las vidas de muchas mujeres que fueron parte importante para el desarrollo de la historia, como es el caso de Sarai, la personaje de nuestro texto.
B - Abram y Sarai, eran marido y mujer y habían salido de sus casas y su tierra hacía un buen un tiempo. Iban caminando rumbo a la tierra que Dios les había prometido. No eran jóvenes y no tenían hijos. Después de mucho caminar, habitaron en la región de Betel y allí eran extranjeros.
C - Este texto tiene un paralelo con otro relato que se encuentra en el capitulo 20 del libro de génesis. (Lo pueden leer también)
D - En los tiempos a los que se remite nuestro texto las mujeres ocupaban un lugar casi insignificante en la sociedad y no gozaban de derechos. Estaban sujetas a algún hombre, que podía ser su padre, su hermano, su esposo, o alguien de la familia que se hiciera cargo de ellas. Los matrimonios por su parte eran normalmente arreglos entre familias y no una decisión de la pareja como lo es actualmente.
2 - ¿Qué veo?
Ahora que tenemos algunos datos del contexto las invito a leer el texto una vez más. Y esta vez pongamos especial atención en los detalles de la narración.
¿Que veo/vemos en esta segunda lectura que no había visto antes? ¿qué relación tiene este relato con nuestro entorno y con la actualidad? ¿los personajes nos recuerdan a alguien que conocemos? ¿lo que pasa en el texto nos hacer recordar alguna historia conocida?
3 - Normal...
Podemos decir que el relato de Abram y Sarai no tiene nada de raro, es simplemente la historia de un marido y una mujer que buscan sobrevivir en tiempos difíciles, como tantas otras parejas que conocemos y que nos rodean. Ya eran extranjeros en el lugar en donde vivían y se ven forzados a migrar una vez más, esta vez a Egipto, en busca de recursos para sobrevivir a la hambruna que acechaba la región en donde habitaban. Migraron esta vez por necesidad, como tanta gente que nosotros conocemos. Eran otros tiempos, no había medios de transporte así que muy probablemente fueron a pie a través del desierto. Habrá sido una larga caminada porque Egipto no esta tan cerca de Betel. Ellos tenían algunas pertenencias, pero seguro entre tanto ir y venir algunas cosas se perdieron, lo cual es normal, cuando uno se muda siempre hay cosas que quedan para atrás o se extravían. A veces se pierden las cosas materiales, otras veces se pierde la confianza, la esperanza, la seguridad y siempre SIEMPRE se deja para atrás un poco de historia y algunos sueños frustrados.
Hasta aquí, salvo por el hecho de que estos personajes vivieron hace miles de años atrás como seminómades en lo que ahora es territorio de Palestina e Israel, lo que pasa en el texto podría en realidad pasar en cualquier lugar, en cualquier entorno, con cualquier pareja, en cualquier tiempo. Sarai acompaña a su marido, escucha y obedece todo lo que él dice, lo apoya, lo sigue, no lo contradice, hace lo que muchas otras mujeres han hecho a lo largo de la historia y lo siguen haciendo hoy en día. Es normal ¿o no? ¿de qué podríamos o deberíamos desconfiar?
4 - Silencio...
Lo cierto es que hay mucho de qué desconfiar en este relato y en esa relación, pero de entre todas las cosas lo que más me ha sorprendido y sorprende es el SILENCIO.
Ese silencio cómplice que no contradice a Abram cuando decide utilizar a su esposa como un salvoconducto suyo y entregarla al faraón para salvar su vida, cuando hace de la mujer que lo acompañaba, de su esposa, un objeto y decide sobre lo que ella puede hacer y cómo debe actuar. Ese silencio social que permite que traten a Sarai como si fuera un objeto intercambiable, como si no tuviera sentimientos ni voluntad propia.
Ese silencio obligatorio de Sarai que no podía contradecir a su esposo, que en todo el texto no dice ni una sola palabra. Un silencio ciertamente aterrador y lleno de miedo por la incertidumbre de lo que podría pasar. Un silencio quizás lleno de ira, de decepción, de dolor, porque el hombre que debería cuidarla y protegerla la utiliza para salvar su propio pellejo, sin tener en cuenta lo que con ella podría llegar a suceder una vez que estuviera bajo la propiedad del faraón, que era un hombre extraño, con mucho poder en un país en donde ella era simplemente una forastera que intentaba sobrevivir.
En la soledad de Sarai, en su desesperación y en su abandono, en el silencio que le fue impuesto surge una pizca de esperanza que la socorre: Dios. Ante el hecho de esa mujer sin voz el que actúa es Dios, y reivindica su liberación. Socorre a Sarai que había quedado librada a su propia suerte y en manos de un hombre totalmente desconocido.
5 - Las otras Sarais...
Sarai es aquí el ejemplo y la cara visible de la realidad violenta que habrán vivido muchas mujeres en aquel entonces y, a pesar de la distancia histórica que nos separa, ella es todavía la imagen de la mujer que en nuestros días es utilizada y violentada es sus derechos por su pareja o por sus familiares.
Sarai es el nombre de todas las mujeres de aquel entonces y las de hoy que no tienen voz, que viven en un silencio impuesto y con miedo. Las que deben callar sus penas y sus dolores para preservar sus vidas. Ella es la imagen de la mujer que vive en una relación de pareja “normal”, de las puertas para afuera, pero que sufre violencia de las puertas para adentro.
Son muchas las Sarais de nuestros tiempos que sufren todo tipo de violencia y violaciones y que están rodeadas de tantos y tantas que optan por estar en la comodidad del silencio, y no tener que correr en socorro y en ayuda. Son tantas las parejas “normales” de las que nadie desconfía y que en realidad esconden una historia de dolor, sufrimiento y violencia. La historia de Sarai fue contada y llegó hasta nuestros días, pero hay tantas historias de violencia en contra de mujeres y niños que nadie cuenta, que no se sabe, que se esconde, por miedo, por impotencia o por falta de empatía.
6- Nuestros silencios...
Para finalizar las invito a leer el texto una ultima vez y reflexionar las siguientes preguntas.
¿Qué veo ahora en el texto? ¿A quién me hace recordar? ¿conozco yo también a alguien que sufre algún tipo de violencia por parte de su pareja o alguien de su entorno? ¿cuántas personas conocemos, que como el faraón, deciden entregar a la victima a su agresor en vez de ayudarla, de socorrerla? ¿Alguna vez tuve que callarme ante una situación de violencia por temor o por no saber qué hacer? ¿cómo puedo yo ayudar en una situación así?
La acción de Dios en el texto es la que nos enseña que ante las injusticias y la violencia debemos actuar en favor de la persona más débil, la que está desamparada. Es la acción de Dios la que nos llama a no callarnos sino a dar voz a quienes fueron calladas. No seamos ingenuas, callarnos no ayuda a la víctima más bien avala a quien agrede a seguir actuando de manera impune. Hablemos, actuemos unidas por todas las Sarais de nuestros días.
