Estudio Bíblico 5
Pastora Karen Ninnette Castillo
Iglesia Luterana Agustina de Guatemala
Lucas 10:25-37 El Buen Samaritano
¡No podemos ser neutrales! La propuesta de Jesús a la solidaridad.
No es suficiente estar casi persuadida, ni tampoco es suficiente decidir que vas a hacer algo… pero mas tarde. Puedes estar casi persuadida ¡pero estas perdida! Puedes tomar todo el tiempo que quieras para ser neutral, ¡pero eso te asegurará un lugar menos significativo para tu propia vida y la de los demás!
Ser neutral es fácil. Puedes ser neutral todos los domingos en la iglesia, no es muy cómodo, pero se puede hacer, talvez estás esperando que alguien mas tome la decisión, porque tú nunca has sido la primera en hacer algo.
Ser neutral trae una sensación de insatisfacción y temor, temor que a las mujeres nos han infundido por los siglos de los siglos, y por ese mismo temor nos volvemos neutrales y por consiguiente perdemos la gran oportunidad de ser solidarias.
Aunque la palabra “solidaridad” no aparece en los evangelios, los mismos nos invitan sin lugar a duda a practicarla como expresión de amor universal sin barreras de ningún tipo.
Podemos decir que la palabra mas próxima a la palabra solidaridad es “ágape”, que aparece 116 veces en el Nuevo Testamento. Con ésta se indica en el amor que proviene o tiene por objeto a Dios, o a la humanidad en cumplimiento del precepto divino: “El hombre contestó: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y amarás al prójimo como a ti mismo” Lucas 10:27. Y Jesús responde: “!Excelente respuesta! Haz esto y vivirás” Lucas 10:28
El principio de solidaridad se formula claramente en Mateo 7:12, que es el texto denominado “regla de oro”, donde Jesús resume el Antiguo Testamento con esta frase: “Todo lo que desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los profetas”. Jesús nos invita a ser solidarias, o lo que es lo mismo, a ponerse en el lugar de la otra, como si fuéramos nosotras mismas, haciendo con la otra lo que uno desearía que le hicieran. Para hacer esto hay que renunciar al egocentrismo.
Hay que tomar en cuenta que el ámbito del amor cristiano va mas allá de la solidaridad, porque incluye toda relación positiva entre personas: la justicia, la generosidad, el respeto, la comprensión, la tolerancia, la ayuda, el afecto, la entrega, entre muchas otras acciones que construyen la unidad entre los seres humanos. Por lo tanto, la solidaridad es una de las manifestaciones del amor que nos lleva a fundirnos e identificarnos con la otra.
Ahora, en esta parábola “Del Buen Samaritano” tan común y conocida, debemos enfocarnos a la invitación que nos hace Jesús, al amor solidario y cambiar la indiferencia ante el dolor de las mujeres alrededor del mundo.
A primera vista en la parábola del buen Samaritano, destacan varios aspectos que menciono a continuación:
• El samaritano corrió grandes riesgos V. 30 y 35
• Supero, la hostilidad entre judíos y samaritanos
• No calculó sus obligaciones, pero dejó que hablara su corazón
• Este hombre dejó que Dios amara a través de él, antes de hacerle el regalo de sus buenas obras
Jesús nos presenta a la otra, y nos hace pensar mas allá de cualquier preocupación de los aprendizajes arcaicos, y nos muestra una nueva forma de pensar respecto a lo que es el amor verdadero, que nace de un llamado interior profundo y mas fuerte que el peligro, un amor que no se detiene aunque se vean los riesgos que se corren, para dejar de ser neutral y llegar a ser solidaria con nuestra hermana golpeada, abusada, que sufre, por las desaparecidas, las marginadas y las minimizadas en sus roles de liderazgo; demostrar rechazo a todas las formas de violencia que existen contra las mujeres y niñas.
Este hombre herido, tirado a la orilla del camino, es la representación viva de todas las mujeres que han sufrido en carne propia la violencia, y el buen samaritano, es la representación de las que actúan sin importar los riesgos que esto implica, superando barreras, dejando que Dios ame por medio de nosotras, para actuar coherentemente con el mensaje que predicamos.
Reflexionemos:
1. ¿Qué significa la solidaridad en mi contexto?
2. ¿Soy neutral o solidaria?
3. ¿Cómo puedo impactar mi entorno para transformar ambientes de neutralidad e indiferencia, hacia un llamado a la solidaridad?
Recordemos que todas las mujeres, en algún momento de nuestras vidas hemos estado tiradas a la orilla del camino, y también en algún momento hemos sido el buen samaritano. Lo importante aquí es actuar, no quedarnos tiradas ni permitir que nadie mas se quede tirada a la orilla del camino, y salir mas fortalecidas todas juntas para cambiar la neutralidad por la solidaridad.
