Estudio Biblico 20 - Galatas 3.28 y Joel 2.28

Mujeres en Tiempos de Coronavírus

07/10/2020

 

Estudio Bibilico 20.
Ana Luiza Knaak Geppert (estudiante de teologia).
Pastora: Marli Brun.
Programa de Genero y Religión.
Faculdades EST Escuela Superior de Teoogía.
Traducción: Elisa Pérez Trejo (ILM) Iglesia Luterana Mexicana.

Texto: Galatas 3.28; Joel 2.28
Sola Fide
Katharina Schütz Zell

Las acciones de Dios através de la fe.

Katharina Schütz Zell creía en su derecho a predicar en la iglesia. Por fe, supo que el Espíritu de Dios (Ruah) moraba en ella, según la palabra bíblica de Joel 2.28 que dice: “Y después, derramaré mi Espíritu sobre la humanidad entera y tus hijos e hijas profetizarán”. ¿Cómo podemos callar cuando la Ruah vive en nosotras y nosotros?

El conocimiento bíblico-teológico le hizo saber a Katharina que las personas son justificadas solo por la fe y no por las obras. Hoy anunciamos que las obras humanas, especialmente las leyes, no pueden restringir o negar la vocación de una persona por razones de género. Por fe, las mujeres y los hombres son personas justas (Rom. 1:17). Esta fe no es un ejercicio de misericordia. Es un don recibido de Dios que nos hace vivir en comunión y amor, rompiendo con toda forma de exclusión. Es una fe que nos hace ver al otro y a la otra como nosotras/os mismas/os, como imagen y semejanza de Dios. En la interpretación de Katharina del Padre Nuestro, habla de Dios como un abuelo y como una mamá feliz de amamantar.

Por fe, luchamos por los derechos.

Confiada en las acciones de la Ruah en su vida, Katharina le escribió al obispo pidiéndole que cambiara las reglas (leyes) de la iglesia para que las mujeres también pudieran predicar. Su escritura se basó en la biblia y utilizó palabras como las del apóstol Pablo a la comunidad de Gálatas: No hay judío ni gentil, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gálatas). 3:28).

Cuando Katharina defendió el derecho de las mujeres a predicar en la iglesia, supo que mujeres y hombres habian participado en el movimiento de Jesús y contribuyeron a la construcción de las primeras comunidades cristianas. Las mujeres (y no solo los hombres) se convirtieron en discípulas, apóstoles, misioneras, predicadoras, diáconisas y profetisas.

La importancia de la participación y el liderazgo de las mujeres fue reconocida por Jesús, pero negada por las tradiciones posteriores. Cuando la iglesia dejó de ser un movimiento y se convirtió en una institución, la lógica cristiana de la igualdad de género y la justicia quedó atrás y fue reemplazada por una lógica excluyente, sexista, jerárquica y patriarcal, típica del mundo en ese momento. En la organización de la iglesia cristiana prevaleció la supremacía masculina y la sumisión de la mujer. Por lo tanto, las mujeres que ocupaban algún cargo o liderazgo religioso fueron ignoradas o consideradas heréticas.

En la Edad Media, las mujeres tenían poco acceso a los espacios públicos. Algunas, como Katharina Schütz Zell, tuvieron la suerte de tener acceso a la educación debido a la posición social de su familia. Los espacios de formación teológica, para el trabajo en la iglesia, eran accedidos exclusivamente por hombres. Katharina no solo defendió su derecho a una participación protagónica de las mujeres en la iglesia, sino que también dio testimonio de su fe a través de sus escritos, predicaciones (cuando le era posible), trabajando en la construcción de la comunidad, acogiendo a los refugiados, acogiendo a los reformadores Zwínglio y Ecolampándio en su casa, entre otros.

En el movimiento de Reforma, Katharina Schütz Zell fue uno de los ejemplos de mujeres que rompieron con los estándares de sumisión impuestos por la sociedad y la religión en ese momento. Se casó con Mateus Zell, un sacerdote de la catedral de Estrasburgo que, al adoptar la teología de la Reforma, fue excomulgado por el obispo. La pareja trabajó junta para establecer la Teología de la Reforma en su ciudad. Incluso antes de casarse, Katharina era una líder activa en su comunidad, dentro de los límites establecidos históricamente por la iglesia. El derecho a predicar, defendido por ella, se hizo realidad en algunas iglesias a partir del movimiento de Reforma, recién en el siglo XX. Otras iglesias continúan definiendo el lugar de la mujer como un lugar de sumisión.

Recordemos siempre que la fe es confiar en Dios, es encontrar refugio en nuestras aflicciones, fuerza para luchar. En este tiempo, más que nunca, tenemos que ser Katharinas, y que nuestra fe, como la de ella, no sea inerte, sino fe que nos ponga en acción por el amor, la justicia y la paz.

Para reflexionar:

¿Qué significa para ti la salvación por fe?
¿Qué significa para su comunidad?


Autor(a): Ana Luiza Knaak Geppert e Marli Brun
Âmbito: IECLB
ID: 59420
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