Estudio Biblico 19 - Juan 9:1-38

Mujeres en Tiempos de Coronavírus

29/09/2020

 

Estudio Bíblico 19
Rev. Soliette López
Iglesia Luterana “Fe y Esperanza” de Nicaragua

Juan 9:1-38

Jesús sana a un ciego de nacimiento

¡Ser luz en la oscuridad!

El texto nos habla sobre uno de los milagros de Jesús, en donde un hombre que nació ciego recibe el don de la vista; y al mismo tiempo, nos muestra la incansable insistencia de los fariseos de enjuiciar a Jesús, recordemos que en aquella época la tradición dictaba que la pobreza y la enfermedad eran consideradas un castigo por algún pecado cometido, por lo que el acto de sanación de Jesús podría considerarse como rebelde, y que por otro lado, violaba las leyes de la época ya que el milagro fue realizado en un día sábado, día sagrado de reposo.

Les invito a pensar un poco:

1. ¿Quiénes son los personajes principales del relato y qué papel juegan cada uno?

2. Pensemos que él, no solo estaba en la oscuridad y ahora tenía luz, sino también se trata de un ciego de nacimiento que no sabia de imágenes, formas, colores. ¿Cómo podría haber cambiado la vida del ciego después de recibir la vista?

3. ¿Qué piensas de la reacción de sus padres y de la gente que se asombraba de que aquel que pedía limosnas ahora ve? Están llenos de incredulidad por la transformación de este conocido por ellos como un mendigo ciego. Algunos se preguntan si el hombre sanado es solo alguien que se parece a él. ¿Qué impide a los padres alegrarse por la curación de su hijo?

Leamos el texto nuevamente y concentrémonos en los siguientes verbos/acciones:

Ver: El texto inicia diciendo que Jesús VIO a un hombre que era ciego de nacimiento.

Hacer evidente: Jesús responde cuando sus discípulos le preguntaron que quien había pecado y dijo “Ni él pecó, ni sus padres, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.”

Llevar a cabo: Jesús revela su misión “Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo.”

Creer: “Creo, Señor”, las palabras del ciego que había sido sanado.

Tengamos en cuenta que del mismo modo que la ceguera, la pobreza, la lepra, de aquella época, en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo a nivel mundial, también la Pandemia del COVID19 ha sido considerada por algunos un castigo divino, te invito a hacer tus reflexiones tomando en cuenta a aquellos y aquellas que son discriminados y marginados en esta situación. Ahora utiliza las siguientes preguntas para reflexionar:

1. ¿Con que personaje de la historia te identificas y por qué?

2. ¿Quiénes son aquellos en la zona donde vives, en tu trabajo, en tu iglesia, en tu país a los que no estás VIENDO? ¿Puedes identificar a una persona o grupo de personas discriminadas o marginalizadas por la sociedad? Recordemos que estamos viviendo momentos de crisis por la Pandemia del COVID19, la cual esta remarcando las dolencias preexistentes en el mundo, la pobreza, la falta de acceso a la educación, la violencia contra las mujeres, la desigualdad, etc.

3. ¿Cómo podrías tu desde tu ministerio pastoral o tu iglesia hacer evidente la Obra de Dios en la vida de aquellos que identificaste en la pregunta anterior?

4. ¿Qué impedimentos/excusas personales o grupales identificas que se interponen en la vida de nosotros y nosotras como cristianos y cristianas para ver las necesidades de los demás y tomar acciones transformadoras?

5. ¿Qué significa para ti la declaración: “¿Creo, Señor”?

Reflexión personal compartida

En este mundo tan lleno de injusticias y dolor, en donde muchas veces somos como los padres del que había sido ciego que tienen miedo de glorificar a Dios por las cosas buenas que hace en nuestras vidas o en la de nuestros seres queridos, es importante siempre recordar que también nosotros y nosotras
somos llamados a ser luz en la oscuridad del mundo. Muchas veces tememos por miedo a ser también rechazados o mal vistos, o porque creemos que no esta en nuestras manos la solución, o porque creemos que lo que yo pueda hacer no es suficiente.

Este texto es significativo para mí ya que ha marcado mi trabajo pastoral con personas con VIH, a quienes siempre les dijeron que su condición de VIH positivas era un castigo divino. Y quienes han sido marginalizadas, rechazadas, violentadas, ya sea por su preferencia sexual, por su nivel de educación, por su situación económica, y hasta por ser mujeres. Muchas veces sentí que era muy joven, que no tenía experiencia, que las historias eran muy dolorosas y los problemas de este grupo muy grandes, y que no había nada que yo pudiera hacer, sin embargo, este texto revela que el milagro de Jesús de devolver la vista al ciego es un acto liberador, que nos debe animar a quitarnos el miedo de ser juzgados por los fariseos por estar con los “pecadores” y de romper la ley, por el contrario, nos anima a luchar por quitar esa venda que como humanos tenemos de juzgar a nuestros prójimos y prójimas, una venda que no nos permite VER la realidad que están viviendo y sufriendo nuestros hermanos y hermanas en Cristo, esa venda que culpabiliza a los más pequeños y nos aleja de nuestro mayor ejemplo de amor y perdón que es Jesús. Decir “Creo, Señor” y reafirmarse como cristianos y cristianas no es solo una declaración de Fe, sino también un  compromiso de seguir a Cristo, y eso significa sembrar la Palabra de Dios en los corazones duros, dar frutos de amor, de solidaridad, de empatía; dar de comer al hambriento, material o espiritual; acompañar en el dolor a los que sufren compartiendo esperanza en la vida eterna, reivindicar y dignificar a las mujeres, servir a nuestros prójimos a nuestras prójimas como ejemplo del amor de Dios en el mundo. Cuando somos parte de esta liberación también nos convertimos en un medio para hacer la obra de Dios evidente en la vida de los más pequeños y pequeñas a través de la lucha por la justicia y dignidad de todos, todas y todes por igual. 


Autor(a): Soliette López
Âmbito: IECLB
ID: 59417
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