IECLB e Conselho Latino-Americano de Igrejas - CLAI


ID: 2705

Saudação do Moderador do Conselho Mundial de Igrejas

23/05/2013

SALUDOS DEL CMI A LA VI ASAMBLEA GENERAL DEL CLAI

¡Carísimos Presidente Obispo Julio Murray, Secretario general Nilton Giese,

hermanas, hermanos!

Les saludo en la paz de nuestro Señor Jesucristo. Al saludarles comparto tres razones de alegría. 

La primera alegría es de naturaleza personal. Tengo el privilegio de haber sido presidente del CLAI de 1995 a 2001. La rica experiencia ecuménica que pude tener en esos años, sobre todo al visitar todas las regiones y iglesias miembro de CLAI, fue seguramente una razón importante para mi elección años después como moderador del Comité Central del CMI. Esas experiencias causaron gran impacto en mí, me han propiciado muchas enseñanzas y me animaron en mi trayectoria ecuménica. 

La segunda alegría consiste en venir una vez más a Cuba, un país que ha sufrido desde más de 50 años un injustificable y severo embargo económico, que acá es designado y sentido como bloqueo. Una política que desde siempre ha sido injusta, es en el mundo de hoy también totalmente anacrónica y absurda. He experimentado más de una vez la amistad del pueblo americano, pero avergüenza a su nación la política de aislamiento de la nación cubana. Ahora, como sabemos, esa política también ha afectado gravemente al mismo CLAI. 

Las iglesias de Cuba, como miembros del CLAI y del CMI han dado a estos organismos a través de los años una contribución de extraordinario valor en nuestro caminar ecuménico y de testimonio evangélico. Hoy mismo tenemos en el CMI, para dar por lo menos tres ejemplos, la Presidencia por la región de América Latina y Caribe de Ofelia Ortega, en este país más conocida por Miriam, que será le predicadora en el culto de clausura, y como funcionario encargado del programa de acompañamiento a Israel y Palestina, Manuel Quintero, y como encargado de las relaciones con las iglesias latinoamericanas y caribeñas, Carlos Emilio Ham, a quién le gustaría tanto de estar acá, para lo que se había preparado intensamente, pero sufrió repentinamente una grave situación de salud, tuvo que ser sometido a un cirugía de emergencia, pero ahora gracias a Dios se recupera y sigue contando con nuestras oraciones.

Cuando venimos de otras partes a este país, recibimos la hospitalidad del pueblo, sentimos el calor del testimonio de las iglesias y experimentamos la agradable sensación de lo que constituye nuestra fe al integrar la iglesia que es una y universal, la iglesia que sobrepasa todos los tipos de fronteras discriminatorias y de exclusión. 

La tercera alegría es por la sintonía entre el CLAI y el CMI. No hay entre el CMI, creado en el 1948 y el CLAI, preparado en 1978 y creado oficialmente en el 1982, un vínculo organizativo, mucho menos de ascendencia y dependencia, sino que son organismos autónomos. Pero hay entre ambos un estrecho vínculo espiritual, una unidad de visión y compromiso. Son organismos que el Espíritu Santo ha suscitado en el pueblo de Dios, para que, unidos en el corazón por la fe, unan también sus voces para la actualización del amor de Dios hacia la humanidad y hacia toda la creación, para dar testimonio del propósito divino de salvación en Cristo, también para el servicio de amor y para luchar por una vida digna para todas las personas, sin excepción alguna, combatiendo por lo tanto todas las formas de injusticia, discriminación y opresión. 

Como CMI estamos programando nuestra propia asamblea, la décima, a realizarse a fines de octubre y principios de noviembre en Busan, República de Corea. Bajo el tema “Dios de la vida, condúcenos a la justicia y a la paz” queremos reafirmar nuestro compromiso histórico y actualizarlo para los días de hoy. El contexto asiático y particularmente el coreano será una marca distintiva de esa asamblea. Pero el aporte de las iglesias de otras regiones, por lo tanto también de América Latina y de este país, Cuba, serán insumos importantes en el caminar ecuménico global. En carta a las iglesias miembro, el Secretario General del CMI, Olav Fykse Tveit, ha expresado su anhelo de que: “¡Pueda nuestra comunión en la fe ser completa! ¡Pueda nuestro convivir en la oración ser la comunión de esperanza y loor! ¡Puedan nuestras deliberaciones conducir a una comunión de fe a través del consenso! ¡Pueda nuestro discernimiento conducir la comunión en amor y acción!” 

Para concluir, miramos a esta asamblea del CLAI con expectativa por sus resultados y llegamos delante de Dios pidiéndole que su Espíritu de amor, discernimiento y concordia asista a esta asamblea y sus deliberaciones. 

Gracias.

P. Dr. Walter Altmann
Moderador – CMI/CC
 


Autor(a): Walter Altmann
Âmbito: IECLB / Organismo: Conselho Latino-Americano de Igrejas - CLAI
Natureza do Texto: Manifestação
Perfil do Texto: Saudação
ID: 22063
Tu és o meu Deus, eu te louvarei. Tu és meu Deus, eu anunciarei a tua grandeza.
Salmo 118.28
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